El holandés venció a Nino Schurter en su casa y dá por terminada su temporada de MTB para centrarse en su nuevo objetivo, ser campeón mundial de ruta.
Lenzerheide, uno de los templos del mountain bike mundial, el último escenario donde Nino Schurter consiguió su más reciente título mundial, ese que le permite portar esta temporada el maillot arcoíris, la casa del suizo de Scott fue el lugar donde otro brilló el día de hoy, la sensación tulipán, Mathieu Van der Poel.
La segunda victoria consecutiva y la tercera este año, confirma que el neerlandés del Coredon, si así quisiera, pudiera aspirar a ser el nuevo dominador del mtb en el orbe, pero sus intereses son otros, gana donde le divierte y en este momento las ruedas 700 le seducen más, ya profanó la casa de Nino, ahora desea ganar en territorio de Valverde, como los artistas, pareciera pedalear por inspiración, hacia donde lo lleve la musa y cuenta con las habilidades para hacerlo con éxito en cualquier terreno.
Nino fue un batallador y respondió a cada ataque de Van Der Poel y a la vez respondía. En la penúltima vuelta, Mathieu Van der Poel hizo de nuevo la misma jugada con la que ya ha sorprendido a Schurter en Nove Mesto y Val di Sole. En mitad de una subida aprovechó un descuido del suizo para lanzar otro de sus fulgurantes ataques con el que consiguió abrir un hueco de 7 segundos.
La diferencia esta vez fue que Van der Poel no atacó en última vuelta así que Nino aún tenía tiempo de recuperar, pero no lo consiguió y terminó cediendo 25 segundos y su compatriota Mathias Flückiger entraba tercero.
Schurter seguirá comandando el ranking de la Copa del Mundo y posiblemente la gane, pero quedará la duda de que hubiera pasado si Van der Poel se quedará compitiendo.